Comenzamos antes de las 13 horas y llegamos a las 15 con buen marco de público.
Presenciamos algunas cosas lindísimas: lectores que llegaron con su mamá, lectores que venían de la Universidad, lectores de UTU y lectores de Liceo privado, Vaz Ferreira. Pero sin dudas los invitados estrellas fueron los alumnos de la Escuela de Sordos.
Creo que el simple hecho de sacar los libros a la vereda motiva: algunos no se detienen, otros miran atentos y no se animan, pero otros sí se acercan a ver los libros que hay y se sientan a hojear, mirar, leer.
La intención es: sacar la lectura a la calle una vez al mes.
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